Por sus características multiculturales, no cabe duda de que Colombia es un país especial para realizar eventos de la más variada naturaleza. No es raro que un día aparezca un anuncio invitando a un encuentro mundial de brujería, otro a uno de espiritismo o de culto a la memoria de Hitler, como ocurrió hace poco y así sucesivamente, porque aquí hay gente para todo, como diría algún escritor costumbrista. Hemos traído esto a colación con motivo de la próxima celebración aquí en Colombia de un encuentro mundial de artistas tatuadores.
El tatuaje como es bien sabido, es una de las costumbres más antiguas y arraigadas de la humanidad. Vestigios de restos encontrados de la edad de piedra en la más antigua polinesia dan fe que los habitantes de aquellas lejanas épocas se tatuaban algunas partes de su cuerpo posiblemente como señal de distinción entre los demás de su especie. Con orgullo se habla del arte del tatuaje como una expresión superior de la sensibilidad humana. Hombres y mujeres de todas las razas y condiciones sociales incluyendo nuestras culturas precolombinas han rendido culto a su cuerpo y a sus dioses dejando un testimonio permanente a través de un tatuaje. Algunas sectas o grupos secretos se identifican en el mundo llevando un tatuaje.
Por ser una costumbre tan antigua y una práctica tan generalizada algunas generaciones más que otras las toman como suyas renovando y cambiando sus diseños y figuras para acomodarlas a su estilo y modo de pensar. Algún estudioso del tema aseguraba que era posible identificar el sentimiento de una generación de otra, con el estudio de las figuras y gustos por el tatuaje. Al contrario de lo que pasaba hace unas décadas que los que se tatuaban eran generalmente quienes habían estado presos o habían viajada a lugares lejanos como recuerdo indeleble de su aventura, ahora son los jóvenes los que más se mandan tatuar. Es raro encontrar un muchacho que no lleve orgullosamente un tatuaje, especialmente las mujeres, según testimonio de los mismos tatuadores. Personajes de la historia universal como Churchil o Kennedy para no citar sino algunos también lucieron orgullosos un tatuaje.
El dibujo o el símbolo de un verdadero amor es apenas natural que se lleve por siempre pegado a su cuerpo como algo que merece recordarse. En la vida muchas cosas e imágenes no las olvidamos con facilidad y entonces decimos que están tatuadas en nuestra mente y en nuestro corazón. Así lo podemos decir de nuestra nación, imágenes y momentos estelares que se mantienen en el alma colombiana como tatuajes que nos permiten reflexionar o en el mejor de los casos edificar futuro sobre lo que significaron en su momento en la vida nacional. Tatuar el cuerpo para recordar el alma también puede ser válido cuando se trata de arte
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